Todo por ti Jesús mío, el padecer, el morir, el descansar y el amar

María de Jesús del Amor Misericordioso, signo de la ternura de Dios

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  • La ternura, es la experiencia de dulzura que se vive en sentimiento y manifestación hacia el prójimo, la ternura es parte del ser humano no solo de la mujer sino del hombre en general.
    Jean Vanier afirma: La ternura es un lenguaje del cuerpo, es una actitud, es una disponibilidad hacia los demás. Ternura es el niño que tiene necesidad de ser abrazado con dulzura, es tener miedo de acercarse a quien está profundamente herido con aquella ternura que no es solamente un gesto de las manos sino que está presente en la mirada, en el escuchar, en la posición de todo el cuerpo que te dice, que te revela que vales mucho  y que eres hermoso más de lo que tú te imaginas, ternura es un modo de acercarse y de escuchar con todo el cuerpo, de ver con una mirada que borra y desaparece toda sombra.
    Hay muchas personas que viven (El Papa Francisco cuánto nos habla de la ternura y misericordia del Padre), y que han vivido y demostrado esta ternura del Padre. Nada, ni la edad, ni la enfermedad, ni el cansancio los ha hecho dejar de llevar esta consolación a los más necesitados, han sabido llevar este gran amor tierno y misericordioso de Dios, a sus semejantes, como lo vivió la Sierva de Dios María de Jesús del Amor Misericordioso  Guizar Barragán cuando catequizaba llevo a muchos a sentir, a ver el rostro  tierno del Padre a palpar en su vida la misericordia y el perdón, el amor entrañable del Padre. A los encarcelados les mostraba con toda ternura, sencillez y serenidad el amor misericordioso del Padre, les decía que Dios era ternura, era perdón, era misericordia que no le importaba si habían fallado si eran o se sentían pecadores, que nos cura de nuestros males, que nos espera con los brazos abiertos al volver a Él.
    Así daba a conocer el amor de Dios y obtuvo grandes conversiones y no solo a los encarcelados sino también a los pobres, a los enfermos a los moribundos les decía no tengan miedo de ir a la presencia de tan buen Padre, Él es el padre de misericordia arrepiéntanse de todos sus pecados y gocen de este grande amor que les tiene preparado Él es el Dios del perdón y misericordioso. Ella mostraba y trasmitía con su caridad, con su sonrisa y con su alegría ese amor tierno y misericordioso del Padre para con todos, era  una enamorada de la misericordia del Padre, de la ternura, de Papá Dios como ella lo llamaba y así lo trasmitía a sus hijas espirituales, y a las personas que la rodeaban, especialmente a los sacerdotes a los cuales ayudaba en su vida personal con consejos y oraciones, en la pastoral y en su ancianidad, como una buena  madre decía: si ellos han dado todo por la Iglesia nuestra madre, también la Iglesia madre cuidará de sus hijos con amor y misericordia con dulzura y ternura. Ella como madre amorosa y tierna con toda dulzura se donó así misma por la santificación de los sacerdotes hasta el último día de su vida.
    La Sierva de Dios María de Jesús del Amor Misericordioso es un ejemplo a seguir para nosotros bautizados  no importa la edad, ni la condición social, importa solo el amor, la ternura  y las ganas de dejarse llevar por el grande amor del Padre, dejarse guiar por el Espíritu Santo para entrar en nosotros mismos y sacar desde lo más íntimo esa ternura escondida en  la profundidad de nuestro ser que no conocemos y que está esperando poder salir, saquémosla de nuestro interior y transmitámosla a los demás con amabilidad, con sencillez, con dulzura mostremos la ternura de Dios a los demás a los que están a nuestro alrededor, el gran amor tierno y dulce de Dios Padre o como decía nuestra Sierva de Dios: mostremos la misericordia y ternura infinita de Papá Dios.


    Hna. Ma. del Rocìo Valencia R.

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