Todo por ti Jesús mío, el padecer, el morir, el descansar y el amar

No Pierdas la Fe

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  • El día 7 de septiembre del 2003, como a las cuatro de la tarde me empezaron los dolores de parto, trasladándome al hospital J. Ma. Rodríguez en Av. Central junto al metro Tecnológico.

    El día 8 de septiembre, apunto de dar a luz, antes de las 4 a.m. ya casi con nueve horas de parto difícil, sin ayuda médica, cuando al fin tengo ayuda,  me dicen que me espere, ocasionando que el bebé comience a asfixiarse y trague líquido amniótico no pudiendo llorar, rápidamente se lo llevan a neonatos a recibir atención canalizando y poniéndole oxígeno.

    Dos días estuvo con medicamentos y análisis, diciéndome el doctor Tinoco que por haber tomado líquido amniótico había encontrado un microbio en el intestino, dada la situación esto agrava su salud y es trasladado a cuidados intensivos declarándolo grave. El día 10 mi hijo es trasladado a terapia intensiva, mi esposo se comunica con mi tía Guadalupe para decirle que el bebé ya había nacido pero que estaba grave, mi tía le dijo que iba a pedir por él. Se le aviso a muchas personas para que pidieran por él, mi tía dijo que le iba a pedir mucho a la Madre Chuy. El día 12 el bebé sigue declarado grave, siendo que el virus traspasó su intestino e invade su sangre, los pediatras decían que la situación era crítica por que le podía dar un paro respiratorio en cualquier momento.

    El médico pediatra me dijo que el niño seguía grave, que no había mejoría alguna y que estaba muy delicado, que si queríamos podíamos bautizarlo por lo que pudiera pasar. Lo pensamos y salimos a buscar a un sacerdote que había ido a ver un enfermo, nos avisaron y lo fuimos a ver le pedimos de favor que si podía bautizar al bebé. Le explique la situación y el dijo que sí. Entré a terapia con el Padre, la señora que lo acompañaba y tres mamás de los bebés que estaban graves. Alguien había colocado una estampa de la Virgen de Guadalupe en la cabecera de la cuna térmica de mi bebé. Cuando entró el sacerdote a bautizarlo, el bebé estaba muy delicado y no lloraba, ni se movía, ya no sentía cuando le sacaban sangre para analizarla.

    Cuando el padre le echó el agua bendita en su cabeza, el bebé comienza a tener movimiento. Al voltear hacía la ventana vi a mi esposo llorar, y junto a él vi a una señora vestida de matilla y suéter negro, que miraba hacía adentro. Cuando el sacerdote terminó de bautizar a los cuatro bebés salimos hacía el pasillo y platicamos con él un momento.

    Cuando el padre bautizaba a mi bebé, la señora se acerca a mi esposo y le pregunta por qué lloraba, y él le dijo lo del bebé, él lo señaló y dijo que era el que estaban bautizando, la señora le dijo ten fe hijo, tu bebé se va a salvar, el vivirá ruégale mucho a Dios y rézale, sobre todo, no pierdas la fe, tomándolo del brazo.

    Mi esposo comenta que la señora nunca dejó de sonreír, tenía una voz muy dulce y una mirada llena de ternura y con solo oírla hablar, sintió una gran paz y mientras le hablaba lo tomó del brazo. Cuando me acerqué a mi esposo ella me dice lo mismo. En lo que le dimos las gracias al padre, la buscamos y ella ya no estaba. Unas horas después, el bebé ya lloraba y se movía y al otro día empezaron a pasarle alimento por la sonda, ya que el bebé no había probado alimento alguno (leche). 

    Transcurrieron cinco días después del bautizo y el bebé seguía estable con medicamentos y el día 18 en la mañana le hicieron otro estudio de sangre, saliendo limpio de cualquier virus y encontrándolo sano, le retiraron el oxigeno, la sonda y el suero, pasándolo a medicina interna, el día 9 a las 9 a.m. fuí al hospital a alimentar a mi bebé y me dan la noticia de que lo daban de alta, procediendo a sacarlo del Hospital para llevarlo a casa estando sano hasta la fecha. 

    El 4 de diciembre del 2003 a las nueve horas lo lleve al DIF, para que le hicieran una valoración para ver si necesitaba estimulación, por si alguna secuela le pudiera haber quedado.

    La doctora que lo atendió me comunico que no tenía nada. El día martes 13 de julio del 2004, fui de visita a la casa de mi tía y en su casa vi una foto de una religiosa y le comenté que yo la había visto, pero en la estampa tenía mucho menos edad, ella me dijo que fuéramos al convento y que ahí tenían otras fotos donde tenía más edad. Al llegar al convento la vi y de inmediato la conocí, supe que era ella la que había estado en el hospital y lloré de emoción. Me dieron unas reliquias y una imagen donde estaba mayor y se la mostré a mi esposo, sin comentarle nada le pregunte que si la había visto antes o que si la conocía, respondiéndome que era la señora que había estado en el hospital cuando bautizaron al bebé.

    Concluimos que ésta es una dicha muy grande, que nunca olvidaremos puesto que nunca perdimos la fe y que es un milagro que nuestro hijo esté con nosotros.

    Nota: Ahora que sabemos quien es, sabemos que ella estuvo ahí con nosotros, cuidando e intercediendo por nuestro bebé, desafortunadamente los otros 3 bebés fallecieron en esos días. El fue el único que vivió. El motivo por el cual no se presentan documentos de la hospitalización en terapia intensiva, es por que hubo negligencia médica durante el parto. El pediatra que atendió a mi hijo dijo que no se iban a buscar culpables sino que lo importante era que el niño sanara y por mi mente jamás pasó la idea de hacer nada en contra de ellos, lo que yo pedía a Dios que mi hijo sanará. Los únicos documentos que tengo son los que presento espero que sirvan para algo.

    Beatriz M. Mendoza Reyes (Madre de Josué) 
    Mario Arriola Pérez (Padre de Josué) 
    C. Guadalupe Mendoza Reyes (Testigo) 

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